En frente de la Plaza del Obispo se encuentra uno de los más importantes tesoros de la ciudad de Málaga y de toda Andalucía. Nos referimos a la Santa Iglesia Catedral Basílica de la Encarnación o, simplemente, Catedral de Málaga. Hija predilecta de la ciudad, su imponente presencia se hace notar siempre que se pasea por las calles del centro histórico. A modo de anécdota cabe destacar que es popularmente conocida como La Manquita. Esto se debe a que se trata de una obra inacabada, siendo así que falta el remate de la fachada principal y terminar la torre sur.
Testigo de lujo de acontecimientos que han marcado la vida malagueña con el pasar de los siglos, la Catedral de Málaga es uno de los puntos imprescindibles a visitar en una ciudad repleta de maravillas. ¡Vamos a conocerla!
La Catedral de Málaga se cimienta sobre los restos de la que fuera la Mezquita mayor de la ciudad en los tiempos de la ocupación musulmana de la península. Su construcción propiamente dicha se inició en la primera mitad del siglo XVI y, como sucedió con varias catedrales españolas, fue ordenada por los Reyes Católicos.
En un primer momento se siguieron los diseños de Diego de Siloé para la construcción de la cabecera. No obstante este primer periodo de la Catedral de Málaga queda caracterizado por la escasa continuidad en la dirección de su obra. Con posterioridad esta se pone en manos de grandes exponentes del renacentismo andaluz e incluso traen de Italia a Diego de Vergara, quien se formará allí. De hecho, hasta finales del siglo XVI casi todos los autores más destacados y sobresalientes del renacentismo andaluz participan en su construcción, confiriéndole su actual estilo arquitectónico.
La finalización de su construcción tuvo lugar en el siglo XVII tras un largo periodo de abandono. Durante este periodo se pusieron al frente de la misma autores como José de Bada, responsable de las diferentes fachadas apuntaladas en mármol; Antonio Ramos, quien cerró el templo interior; e incluso el mismísimo Ventura Rodríguez, cuando la Catedral de Málaga estuvo bajo la supervisión de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Como se puede ver, estamos ante un proceso de edificación largo y tortuoso que, en última instancia, como ya hemos mencionado, no permitió concluir tan magna obra (quedó inconclusa una de las torres, la sacristía mayor, el tejado o la espadaña central, entre otras).
La portada de la catedral, de corte barroco, destaca por su rica decoración. Se distingue un cuerpo central dividido en dos pisos y columnas corintias de gran altura. Llegados a este punto conviene subrayar que aquellos que se decidan a visitar la Catedral de Málaga podrán admirar a la más alta de todas las que hay en Andalucía. De hecho, su torre norte cuenta con 87 metros de altura. Esta se compone de cuatro cuerpos. Los dos primeros guardan armoniosa consonancia con la fachada general y con la inacabada torre sur. El tercer cuerpo de esta torre alberga las catorce campanas con las que cuenta el edificio. Por su parte, el cuarto cuerpo cuenta con una forma octogonal y ahí es donde podemos ver el reloj.
El lado opuesto de la catedral guarda un parecido grande y peculiar con el aspecto que podría tener una fortaleza.
Los laterales de la catedral también son dignos de mención y es que ambas se caracterizan por su simetría. En la calle Postigo de los Abades se encuentra la Puerta del Sol, que constituye la fachada sur. Por su parte, la fachada norte está en la calle Cister y es conocida como la Puerta de las Cadenas. De hecho, en esta última se encuentra la única fachada de corte gótico. Esta pertenece a la Iglesia del Sagrario y deslumbra a todos sus visitantes por su rica y variada iconografía.
El largo recorrido, a lo largo de diferentes periodos, que tuvo que atravesar la construcción de la ilustre Catedral de Málaga se deja ver a la perfección en su interior. Estamos ante un interior renacentista-barroco con marcados toques góticos. Sus tres naves de casi 42 metros de altura dan forma a una planta de cruz latina rematada por una cabecera de planta poligonal.
Adentrarse en el interior de La Manquita es un placer a nivel visual y cromático. Cuenta con vidrieras policromadas por las que penetra la luz inundando el interior y otorgando un efecto lumínico de gran belleza. De hecho el efecto que generan las vidrieras es relativamente reciente ya que las mismas son bastante modernas en lo que a su datación se refiere. Estas fueron colocadas siguiendo los valores ideológico-religiosos que vertebraron su construcción. Y es que se ponen en el centro los valores de redención que inspiraron la composición iconográfica del edificio.
En lo referente a las bóvedas, el análisis de las mismas debe cimentarse en su propia periodificación constructiva, siendo así que a pesar de la unidad y armonía que las caracteriza, la del siglo XVIII se diferencia de la del siglo XVI por la presencia de palmas que se entrelazan en la cúpula. Además, en lo que a iconografía se refiere, en la del siglo XVI se aprecia la representación de principios como la fe, la caridad, la justicia o la fortaleza. Por su parte, la bóveda más reciente, del siglo XVIII, se plasman arcángeles como San Miguel o San Rafael y varios ángeles de la guarda.
Es posible acceder a la Catedral de Málaga de lunes a sábado en horario de 10 a 18 y los domingos de 14 a 18. El precio de la entrada general es de 6 euros. Por su parte, la entrada que incluye la visita a la catedral y a las cubiertas cuesta 10 euros. También existe la posibilidad de disfrutar de la belleza de esta magna construcción que engalana a la ciudad malagueña por la noche. El precio de la entrada nocturna es de 10 euros. Recomendamos visitar la página oficial para obtener horarios y precios actualizados.
Para que tu visita sea lo más tranquila y placentera posible, te recomendamos que evites colas adquiriéndola previamente.
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