La Alcazaba de Málaga

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La Alcazaba de Málaga, famosa e imponente fortificación palaciega, fue construida allá por el siglo XI a petición del rey Badis de Granada. De hecho, se levantó en el mismo emplazamiento en el que tiempo atrás se asentó una fortificación de origen púnico-fenicio. Así, la Alcazaba de Málaga se sitúa a medio camino entre el centro histórico de la ciudad y las faldas del monte Gibralfaro, del que aprovecha su elevación para alzarse y engalanar aún más si cabe la ciudad. 

Estamos, sin duda, ante el edificio militar de origen árabe más importante de todos los que se conservan en España. ¡Ven a conocerla! 

Alcazaba de malaga

Historia de la Alcazaba de Málaga

La palabra alcazaba encuentra su origen en el árabe clásico, concretamente en la palabra qasabah. Este término se refiere a una fortificación levantada en el interior de una ciudad amurallada. De esta manera, resulta evidente, en primer lugar, el carácter esencialmente defensivo de la Alcazaba y, en segundo, que se trata de una ciudadela fortificada. De hecho, a nivel de arquitectura militar, el palacete del gobernador y los barrios de viviendas de la alcazaba contaban con silos y demás estructuras orientadas a garantizar la supervivencia de los pobladores ante un eventual asedio. No olvidemos que la Península estuvo durante varios siglos bajo dominación musulmana por lo que esta clase de construcciones son muy habituales y todavía se conservan en diferentes territorios de España. 

Su construcción se realizó entre el año 1057 y 1063. Para la misma fueron empleados materiales acarreados que provenían del Teatro Romano. De igual manera fueron aprovechadas varias columnas y capiteles. Esto se debe a la cercanía entre ambas edificaciones. 

Posteriormente, los convulsos acontecimientos políticos y sociales de la época provocaron que en los años 1092 y 1146 llegaran a Málaga los Almorávides y Almohades, respectivamente. Esta circunstancia marcó el devenir de la Alcazaba, confiriéndole la típica apariencia de palacio árabe, configurado alrededor de patios de forma rectangular así como de jardines y estanques. De esta manera se conjugan las necesidades defensivas inherentes a su naturaleza y la belleza de impronta nazarí. 

Los elementos defensivos presentes en el Alcázar de Málaga no son pocos y despiertan gran interés. Nos referimos, principalmente, a murallas almenadas o torres albarranas. No obstante, los arquitectos de la época prestaban especial atención a los elementos decorativos de la Alcazaba. Aunque lamentablemente muchos de ellos no han podido llegar hasta nuestros días, las recreaciones efectuadas por los expertos arrojan que las paredes de la Alcazaba estaban recubiertas con yeserías y hermosas cerámicas. Las cubiertas, por su parte, contaban con armazones de madera similares a los que se pueden encontrar en la sala de la armadura mudéjar. Además, los temas decorativos del arte nazarí eran sumamente variados, lo cual enriquecía y embellecía la fortificación. 

Todo esto, acompañado de su privilegiada localización, hace que sea uno de los edificios defensivos más importantes que se conservan a día de hoy en España. Sin duda, constituye una muestra inequívoca del alto grado de civilización que se había alcanzado

Alcazaba de málaga

La Alcazaba

Los expertos encargados de su restauración y conservación aseguran que la Alcazaba de Málaga responde al prototipo ideal de la arquitectura taifa. No olvidemos que, originalmente, su función era esencialmente militar y defensiva y que formaba parte del recinto amurallado de la ciudad. De hecho, a pesar de la belleza e imponencia que desprende, a nuestros días han llegado unos 15.000 metros cuadrados de superficie, lo que significa algo menos de la mitad de aquella con la que contaba en su época de mayor esplendor. Por tanto, es sobre esta superficie sobre la que se extienden los dos recintos que la componen:

  • Exterior, de altura menor, en el que destaca principalmente la Torre Blanca, la cual tiene el honor de ser la mayor torre de Al-Andalus que se conserva.
  • Interior en el que se levanta el Palacio Gibralfaro, en honor al cerro que le sirve de emplazamiento.

Existen dos formas de subir hasta el Palacio Gibralfaro. El primero de ellos es el Camino de la Coracha. Este suele ser el más común y empleado por los turistas que visitan la ciudad. Usando este camino, hay dos formas de llegar hasta la Alcazaba: el que empieza en las escaleras próximas al Museo del Patrimonio Municipal; y el que empieza en la calle Juan Temboury, cercana a la entrada de la fortificación malagueña. El segundo es el Camino del Mundo Nuevo. Este, a diferencia del anterior, es menos llamativo y suele ser más utilizado por los locales. Además destaca por ser un poco más largo y duro en la subida. Lo que sí es cierto es que por el Camino del Mundo Nuevo se pueden admirar vistas diferentes de la ciudad y apreciar algo más de naturaleza. 

Patio de la Alberca

Visita la Alcazaba de Málaga: horario y entradas

Si a lo largo de su historia su emplazamiento era una de sus grandes ventajas para los fines defensivos  que perseguía, hoy en día no es menos. Los turistas y curiosos en general que se acerquen a conocer la Alcazaba se darán cuenta rápidamente del privilegio que supone su localización. Y es que, estando cerca del centro histórico de la ciudad, colinda con el Teatro Romano y con el edificio de la Aduana. Para quien quiera adentrarse y conocer las raíces de la ciudad malagueña esto es una verdadera maravilla. El bagaje histórico y cultural de origen romano, árabe y renacentista se condensa en unos pocos metros. ¡Pocas maneras mejores de conocer con detenimiento la ciudad! 

La entrada general al castillo cuesta 3,5€. Por su parte, la entrada que permite visitar la Alcazaba y el  Castillo cuesta 5,5€. Cabe destacar que la entrada resulta gratis todos los domingos hasta las 14:00.  El horario de acceso durante los meses de verano es de 9:00 a 20:00. Durante los meses de invierno es de 9:00 a 18:00

Aunque es bien cierto que se puede acceder hasta la Alcazaba de Málaga en coche y en bus,  recomendamos vivamente hacer el camino a pie, de unos 30 minutos de duración, ya que permite  disfrutar de unas vistas increíbles y le otorga un toque más personal a la visita. ¡Disfrútala!

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