A unos 100 kilómetros de la ciudad de Málaga, en la parte noroeste de la provincia, se encuentra este encantador municipio. Nos referimos, como no podía ser de otra manera, a Ronda. Esta acogedora localidad malagueña rezuma tanta belleza y encanto que, en el pasado, personalidades de la talla de Dumas o Hemingway quedaron fascinados por ella. Y no es de extrañar. Ronda es el resultado de la herencia romana y árabe junto con tintes medievales todavía presentes en su trazado. Todo esto, por fortuna, ha llegado en magníficas condiciones hasta nuestros días.
El viajero sosegado que busca calma y desconexión puede encontrar en Ronda precisamente eso. Su espíritu y esencia apacibles resultan perfectas para una pausa que sirva de impulso durante una merecida visita a la provincia de Málaga. Y es que Ronda no tiene absolutamente nada que envidiar a la capital malagueña o a Marbella. Ronda brilla con personalidad propia gracias a su pasado y al caluroso presente con el que recibe y saluda a aquellos que deciden perderse en sus tierras. Vamos a conocerla.
Conocer Ronda significa adentrarse en sus raíces. Literalmente. La localidad malagueña se encuentra a ambos lados del Tajo de Ronda, un desfiladero que cuenta con más de 150 metros de profundidad. La belleza y encanto de su casco histórico es tal que bien le valió ser declarado Bien de Interés Cultural. Si bien es cierto que la Ronda que hoy conocemos es el resultado del paso de celtas, fenicios, romanos y árabes, son estos últimos los que más dejan sentirse cuando se pasea por las calles del casco histórico. De hecho, el contraste que existe entre este, situado al sur, y la moderna y nueva Ronda que se despliega en la parte norte, lo único que hace es resaltar su atractivo. Pasar de una otra acrecienta el interés del visitante ya que, aunque estén separadas, ambas se retroalimentan.
Por todo lo dicho, estamos ante una de las visitas más estimulantes ya sea como destino principal o como parte de la increíble Ruta de los Pueblos Blancos. Sin duda alguna uno de los mejores planes que se pueden tener en el interior de Málaga.
Una de las principales atracciones de Ronda y, además, de las plazas de toros más antiguas de toda España. Símbolo rondeño por antonomasia junto al Puente nuevo, se ganó por méritos propios ser declarada Bien de Interés Cultural, además de ser Propiedad de la Real Maestranza de Caballería de Ronda.
Fue inaugurada en la feria de mayo del año 1785. Podría decirse que es historia viva de la ciudad. Comparte autoría con el icónico Puente Nuevo que se eleva sobre el Tajo de Ronda. Ambas son obra de Martín de Aldehuela.
Indisolublemente ligada a la dinastía torera de los Ordóñez, el escritor Ernest Hemingway les dedicó las obras Muerte en la tarde y Fiesta.
Ronda no sólo ofrece hospitalidad, un entorno acogedor y bellos paisajes. También es historia y tradición. Un claro ejemplo de la herencia musulmana de la localidad son los baños árabes. Estos hamman, típicos en varias ciudades y localidades a lo largo y ancho del territorio español, son de los mejor conservados de toda la Península Ibérica. Razón por la cual han llegado en muy buen estado hasta nuestros días para poder ser admirados por los visitantes de toda índole y procedencia.
Situados en el barrio de San Miguel, que en su momento fuera la medina andalusí, goza de un emplazamiento privilegiado gracias a su proximidad al Puente árabe.
A pesar de su origen, la influencia romana de estos baños también se deja ver en las diferentes áreas que los componen, todas ellas adornadas con grandes arcos esculpidos en piedra y ladrillo. ¡Todo un viaje en el tiempo!
Como no podía ser menos, las excelentes tierras de Ronda se ven acompañadas de un alojamiento de ensueño, al mismo nivel que la localidad malagueña. Si se desea hacer aún más especial la visita, alojarse en el Parador de Ronda es la mejor elección. Situada en la antigua Casa Consistorial, su diseño señorial se ve enaltecido por sus modernas y confortables infraestructuras orientadas a maximizar el reposo y disfrute de los visitantes.
Las vistas sobre el Tajo desde el Parador de Ronda son una auténtica maravilla. Recomendamos, igualmente, deleitar el paladar con los platos rondeños más típicos. Aquí los cocinan especialmente bien.
Símbolo inequívoco de Ronda. No en vano es una de las postales más buscadas cuando se visita esta encantadora localidad. Su imponente presencia otorga enjundia y vigorosidad, constituyendo así uno de los reclamos principales dentro del riquísimo patrimonio rondeño.
Resultado de una impresionante obra de ingeniería arquitectónica, el Puente Nuevo data del siglo XVIII. Empieza a levantarse en el propio barranco por lo que se eleva hasta los casi 100 metros de altura y cuanta con unos 70 metros de longitud. El Puente Nuevo, que une los barrios de la Ciudad y el Mercadillo no deja a nadie indiferente.
Las vistas desde aquí son inmejorables y los amantes de la fotografía podrán deleitarse con los bellos paisajes. Las vistas de las casas que cuelgan sobre el precipicio son soberbias y una delicia para la vista.
Aunque en ocasiones su presencia pueda opacar al resto, Ronda cuenta con dos puentes más, que bien merecen la misma atención por parte del visitante. Hablamos del llamado Puente Viejo y del Puente Árabe, cuya construcción data del siglo XIV.
Además de su increíble patrimonio histórico y de los hermosos paisajes de la serranía de Ronda, la localidad malagueña tiene reservada a los amantes del vino rutas de enoturismo para conocer los mejores caldos con Denominación de Origen de la región.
De igual manera, la Semana Santa, la Feria o las Fiestas de Pedro Romero son un momento perfecto para acercarse a Ronda y conocer de primera mano el espíritu de la tierra a través de sus festividades más tradicionales.